La palabra “robot” se utilizó por primera vez hace 100 años, en una obra teatral de ciencia-ficción estrenada en Praga en 1921. Un siglo después, hace ya tiempo que la robótica ha dejado de ser un una idea de futuro para formar parte de nuestro presente. De los domésticos a los industriales, el uso de los robots en nuestra vida diaria facilita cada día más nuestras tareas, tanto en casa como en el trabajo. Muchas personas agradecen que la roomba les aspire diariamente la casa o que el robot de cocina les ayude a hacer la cena, pero la verdad es que el uso de robots va mucho más allá a nivel global y ha supuesto auténticos avances en sectores tan importantes como la medicina, la educación, la física o la química. Repasemos algunos:
Uso doméstico
Cada vez son más las personas que confían en los robots domésticos para realizar las tareas del hogar. Los más populares son los robots aspiradores y los robots de cocina, pero actualmente también tenemos robots que sirven para cortar el césped del jardín o que limpian el fondo de la piscina, robots que nos limpian los cristales o que pueden incluso planchar nuestra ropa, aunque estos últimos todavía tienen un coste muy elevado y ocupan mucho espacio. Además, la robótica también ha permitido la automatización del hogar, como la calefacción, las luces, las persianas o los sistemas de seguridad.
Industria
Otro de los usos más extendidos de los robots es el de los procesos industriales, especialmente en la industria del automóvil y otros montajes por piezas. En este caso, los robots industriales pueden desplazar grandes cajas y piezas; modificarlas mediante acciones como montarlas y desmontarlas, soldarlas o fundirlas, entre otras; colocar baterías y conectarlas; empaquetar productos y etiquetarlos; llevar a cabo procesos de reciclaje, etc. Y todo esto lo hacen de una manera más rápida y precisa que los humanos, pero sobre todo más segura, ya que el peso de algunas piezas puede provocar caídas y accidentes laborales graves. De este modo, los robots se pueden quedar con la parte física de los procesos, mientras que los humanos pasan a ocuparse de su supervisión.
Medicina
Los robots son un complemento perfecto para el personal sanitario, tanto en tareas de diagnóstico como en tratamiento, rehabilitación o ayuda a las personas. Existen robots que son muy ágiles al hacer diagnósticos, ya que precisamente son muy buenos cuando se trata de identificar patrones, recopilar datos y vincularlos. También hay robots que pueden llegar allí donde la mano de un médico tal vez no podría o no lo haría de una manera tan precisa, por lo que son muy útiles durante intervenciones quirúrgicas. Y hay robots que sirven de ayuda para personas mayores, personas con movilidad reducida o con necesidades especiales, del mismo modo que existen brazos o piernas robóticas cada vez más fieles a las reales que hacen que una persona pueda recuperar, con limitaciones, la funcionalidades de una extremidad perdida. En definitiva, la combinación de robótica y medicina ofrece cada vez más posibilidades que se traducen en un único objetivo: mejorar la vida y la salud de las personas.
Física y Química
En el campo de la física, los robots han sido imprescindibles para realizar tareas imposibles para un ser humano. Nos estamos refiriendo, sobre todo, a los robots espaciales, que pueden vivir en el espacio y que transportan objetos utilizados en misiones espaciales, supervisan las estaciones espaciales o caminan por el terreno y permiten que los humanos puedan explorar estos territorios desde la distancia.
En cuanto a la química, la precisión de los robots ha sido clave para la fabricación y el envase de productos químicos que requieren un nivel de exactitud elevado y complicado para los humanos. Como ejemplo, una de las tareas que más han facilitado hasta el día de hoy es la disolución de muestras, aunque en el caso de la química se trata de un tipo de robot colaborativo que requiere mucha supervisión de personal especializado, sin el que estos procesos tampoco serían posibles.
Educación
Por último, el uso de la robótica en las aulas está cada vez más extendido, ya que es un recurso que permite trabajar muchas áreas (matemáticas, naturales, sociales, tecnología, arte…) de una manera divertida y basada en el juego. Y, más allá de enseñar estas materias, como el uso de los robots en clase sigue la línea del aprendizaje por proyectos, los niños y las niñas mejoran también habilidades sociales como el trabajo en equipo. Estos proyectos fomentan también su imaginación y su creatividad, les obligan a esforzarse y pensar constantemente, y mejoran la confianza y la autoestima de los alumnos, que ven cómo van superando muchos retos y objetivos.
Como hemos podido intuir en algunos casos, los robots siguen evolucionando constantemente y cada día están más preparados. Por eso, además de los usos más extendidos que hemos visto, hay que tener en cuenta que hay muchos otros sectores que ya están introduciendo la robótica en pequeñas tareas o que cuentan con prototipos que todavía necesitan un tiempo de desarrollo, pero que en pocos años se utilizarán diariamente. Un ejemplo es el sector agrícola, donde ya se usan robots aéreos capaces de recoger información útil sobre el terreno y los cultivos, pero pronto podrá usar también robots terrestres en forma de tractores que ayuden a aumentar el nivel de producción.
La característica que tienen en común todos los usos de la robótica es la simplificación de tareas para el ser humano y la mejora de nuestro día a día gracias a la ayuda de esta tecnología. Sin embargo, como cualquier avance tecnológico, la extensión del uso de los robots tiene aspectos positivos y negativos. Por esta razón, teniendo en cuenta que deberemos convivir con ellos inevitablemente, es muy importante aprender a hacer un uso consciente y responsable de los robots, reflexionar sobre su uso y entender su funcionamiento, además de formarse desde un punto de vista ético que permita la coexistencia positiva de humanos y robots.