Esta semana nuestros centros celebran la tercera y última semana temática del curso 2021-2022, que estará dedicada a conocer los orígenes de la informática. La palabra informática, un neologismo que proviene del francés «informatique«, se creó a partir de la suma de las palabras «informar» y «automática». Así, podemos definir la informática como la ciencia que estudia el tratamiento automático de la información o, más concretamente, como el conjunto de conocimientos, métodos, procesos y técnicas que posibilitan el tratamiento automático de la información (datos) mediante los ordenadores.
La informática agrupa fundamentos de las ciencias de la computación, la arquitectura de los ordenadores, la programación y el desarrollo de software, y parte de la electrónica. El conjunto de todas estas disciplinas hace que sea posible el procesamiento automático de la información mediante los dispositivos electrónicos y los sistemas computacionales. La informática pone a nuestro servicio estos sistemas y nos permite darles diferentes usos, desde mirar películas hasta realizar tareas de investigación en laboratorios. Acelera muchos procesos y, en general, podemos decir que nos facilita la vida.
Un poco de historia
Más allá del origen etimológico de la palabra informática, se considera que esta ciencia tiene sus orígenes unos cuantos siglos antes. De hecho, existen diferentes momentos a lo largo de la historia que podrían considerarse parte de su origen. Uno de estos momentos es la creación del ábaco chino, unos 500 años antes de Cristo, ya que este objeto se utilizaba para facilitar la realización de cálculos, pero también se considera parte del nacimiento de la informática la invención de una máquina calculadora que hacía sumas y restas y que fue creada por el científico francés Blaise Pascal en el siglo XVII.
A lo largo de los dos siglos siguientes, varios científicos mejoraron esta primera calculadora, que se podría considerar precursora de los ordenadores, y su capacidad para almacenar información y realizar cálculos. Sin embargo, la auténtica revolución de la informática no llegó hasta el siglo XX; justo después de la Segunda Guerra Mundial se construyó el primer ordenador de la historia, el ENIAC, una máquina enorme que supuso el punto de partida para el posterior surgimiento de los ordenadores tal y como los conocemos hoy: era programable, electrónico, de uso general y totalmente digital.
Como muchos avances tecnológicos a lo largo de la historia, la creación del ENIAC también tiene su origen en el ámbito militar. Su construcción, que duró tres años, fue financiada por el ejército de los Estados Unidos durante la guerra, pero cuando de acabó de construir, el conflicto también había terminado. El ENIAC estuvo en funcionamiento desde 1947 hasta 1955, cuando se desactivó para siempre. En este sentido, cabe destacar que antes de la invención del ENIAC ya se habían desarrollado otros ordenadores programables, pero eran de uso restringido y no general. Las máquinas Colossus eran unos ordenadores que fueron desarrollados por criptoanalistas británicos entre los años 1943 y 1946 con el objetivo de descifrar códigos durante la Segunda Guerra Mundial; tras su uso exclusivo, se destruyeron para no dejar ninguna prueba.
Alan Turing y la máquina Enigma
En este contexto, no podemos dejar de hablar de Alan Turing, considerado como el padre de la informática moderna. Este matemático y criptoanalista británico fue uno de los actores claves durante la Segunda Guerra Mundial gracias al trabajo que llevaba a cabo en Bletchley Park, donde trabajaba para conseguir descifrar los códigos encriptados de los alemanes. Durante este conflicto bélico, la Alemania nazi usaba la máquina Enigma, creada durante los últimos meses de la Primera Guerra Mundial, para encriptar y desencriptar mensajes; el trabajo de Alan Turing para descifrar esta información contribuyó a avanzar el final de la guerra.
Posteriormente, Turing desarrolló varias máquinas y también hizo contribuciones en el campo de la inteligencia artificial, pero estuvo duramente perseguido y fue procesado por ser homosexual, razón por la que en 1954 decidió poner fin a su vida.