Seleccionar página

¿Todavía te sorprendes cuando aparece un anuncio en Instagram justamente sobre aquello que estabas pensando comprar? ¿Qué te parecería si directamente llegasen drones a tu casa que te trajeran todo aquello que deseas sin necesidad de que tú lo hayas pedido? En QualityLand nos encontramos con un sistema que nos conoce mejor que nosotros mismos, donde cada persona tiene asignado un nivel en función de su “éxito” personal y profesional, se manera que su trabajo, sus opciones de ocio e incluso sus relaciones personales dependen exclusivamente de los algoritmos.

Cuando tu asistente inteligente es quien te ayuda a decidirlo todo, incluso a qué partido político debes votar, ¿se trata solo de una sugerencia o es tal vez un sistema cerrado basado en imposiciones? ¿Qué pasa si no estás de acuerdo con tu situación laboral, la relación que te ha asignado QualityParner con sus mecanismos infalibles o no quieres lo productos que te ha enviado TheShop? Peter Sinempleo, que tiene un nivel tan bajo que es considerado como un “inútil”, es el protagonista de una novela futurista llena de sátira que nos sacará más de una sonrisa irónica y nos ayudará a reírnos de nosotros mismos mientras critica muchos aspectos sobre el sistema en el que vivimos.

El futuro que nos propone Marc-Uwe Kling en QualityLand es peligrosamente fácil de imaginar y a lo largo de su lectura dudaremos en numerosas ocasiones sobre el tipo de libro que tenemos entre las manos por la gran dosis de realismo que desprende esta novela de ciencia ficción. QualityLand sigue una línea similar a la de George Orwell en “1984” o Aldous Huxley en “Un mundo feliz” y es una novela crítica con varios aspectos (político, económico, social…) que recomendamos para un público joven (no infantil) y adulto.

Así pues, en QualityLand los robots ya ocupan muchos puestos de trabajo que antes eran llevados a cabo por personas y eso hace que haya gente que vive muy bien y personas que están totalmente en contra de la nueva organización del trabajo y que destrozarían cualquier robot que se les pusiera delante. En este contexto, no solo veremos cómo es la convivencia y la relación entre humanos y robots en QualityLand, sino que el androide John Of Us, dispuesto a mejorar el mundo mientras plantea aspectos tan comentados en la actualidad como la propuesta de una renta básica para el ciudadano, será candidato a la presidencia en la próximas elecciones.

La “personalidad” de John Of Us en contraposición a la de su rival directo (el líder de la oposición, un humano con un nivel numérico reservado a las altas esferas) y las “imperfecciones” y la simpatía de diferentes robots que acompañan a Peter Sinempleo en su cruzada contra el sistema conseguirán que el lector simpatice a la vez con las máquinas de QualityLand y con unas personas calificadas como “inútiles” a quienes el mismo sistema impide ascender y cambiar de nivel, aunque muchas de ellas aún no se hayan dado cuenta, perpetuando así la rueda mediante los algoritmos, ya que el sistema evalúa y puntúa a la gente a partir de los mismos y solo les muestra unas noticias determinadas, una publicidad determinada, unas ofertas de trabajo en concreto o una pareja del mismo nivel, mientras permite que ignoren el resto de cosas que ocurren en QualityLand y crea una burbuja a su alrededor.

QualityLand hará que el lector se plantee muchas cosas de su día a día mientras lee la novela y, a pesar de la clara crítica intrínseca en su tono sarcástico, deja mucha libertad para que cada uno se construya su propia opinión sobre un hipotético futuro que nos muestra cómo la tecnología, en manos de ciertas personas, empresas o instituciones, podría conseguir tener el control total de una población que fuera dejada al margen de sus propias decisiones y terminase actuando como si fuera una simple marioneta. Kling no muestra la tecnología como si fuera algo malvado -incluso nos muestra un grupo de robots mucho más «humanos» que los humanos de QualityLand-, pero nos avisa de los peligros que supone perder el control sobre la misma.

Ya sea con futuros presidentes androides o humanos, lo cierto es que después de leer QualityLand en Codelearn seguiremos apostando por aprender a entender la tecnología y comunicarnos con ella, así como ofrecer varias herramientas a los más pequeños y los más jóvenes para trabajar el pensamiento computacional, que nos ayuda a pensar y, por lo tanto, a desarrollar también un pensamiento crítico.

Encontraréis la traducción en español de QualityLand en las librerías y, si sabéis alemán y queréis leer la novela en versión original, seguro que la encontraréis en TheShop (o en Amazon).

Portada de QualityLand