El consumo de videojuegos es cada vez más popular y ha crecido tanto durante los últimos años que actualmente los videojuegos son la primera opción de ocio audiovisual en España. De hecho, el sector gana cada día más ventaja frente a sus competidores, de modo que a día de hoy la facturación de esta industria es superior a la suma de la facturación del cine y la de la música.
A pesar de los riesgos que conlleva el consumo excesivo de videojuegos, el miedo a pasar demasiado tiempo delante de las pantallas y el consecuente rechazo por parte de algunos padres que intentan evitar que los más pequeños los consuman, el uso moderado de los videojuegos no solo no es perjudicial para los niños y adolescentes, sino que además aporta diferentes beneficios para su desarrollo.
1. Fomentan el trabajo en equipo
Si bien a veces tendimos a relacionar el uso de videojuegos con una actividad individual, hasta el punto de temer por un posible aislamiento social cuando se hace un uso abusivo, el acceso a Internet desde los diferentes dispositivos de juego ha ampliado las posibilidades de las clásicas opciones multijugador y cada día existen más juegos colaborativos a los que podemos jugar tanto con nuestros amigos como con otros jugadores de cualquier lugar del mundo.
Los videojuegos cooperativos requieren que todo el equipo se organice para conseguir un mismo objetivo, de manera que obliga a todos los jugadores a comunicarse entre ellos, planear estrategias conjuntas, intercambiar puntos de vista sobre la situación y decidir cuál es la mejor manera de superar los retos planteados por el juego. Este proceso de cooperación e intercambio debe hacerse muy rápido y puede que se deba reaccionar en varias ocasiones y cambiar de estrategia de manera inmediata.
La comunicación y el trabajo en equipo son dos habilidades imprescindibles en cualquier ámbito, tanto a nivel personal como a nivel académico o profesional. El uso de videojuegos colaborativos contribuye a adquirir estas habilidades y poder ponerlas en práctica diariamente en casa, en el trabajo o en el colegio.
2. Mejora de la memoria de trabajo y otras funciones cognitivas
Durante los últimos años se han llevado a cabo varios estudios que han demostrado que el uso habitual de los videojuegos durante la infancia y la adolescencia provoca cambios en el cerebro, tanto a nivel estructural como funcional, mejorando aspectos como la atención, la capacidad de hacer varias tareas a la vez o la rapidez a la hora de reaccionar ante algunas situaciones.
Un grupo de investigación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) ha revelado que algunos de los cambios cognitivos del cerebro pueden producirse durante la edad adulta aunque se haya abandonado el uso de los videojuegos, es decir, que jugar a videojuegos durante la infancia es un tipo de entrenamiento cognitivo que puede tener efectos en nuestro cerebro que aparezcan años después, cuando ya somos adultos, incluso si ya no jugamos.
A partir de este estudio, el grupo de investigación pudo observar que las personas participantes que jugaban habitualmente a videojuegos cuando eran pequeños mostraban un rendimiento más alto en tareas de memoria de trabajo. Esto significa que estas personas tienen más facilidad a la hora de memorizar, tratar y manipular información en su cerebro (una información que les ayudará a obtener un resultado), mientras que aquellos participantes que normalmente no jugaban a videojuegos se mostraban más lentos.
3. Facilitan el aprendizaje de otras lenguas y materias
Los videojuegos pueden facilitar el aprendizaje de idiomas, ya sea a través de la narración de la historia, los diálogos entre los personajes, las instrucciones de juego o los chats –por mensaje escrito o por voz–, que permiten la comunicación entre jugadores de diferentes lugares del mundo.
Por otro lado, es posible tratar casi cualquier tema a través de los videojuegos. Los videojuegos educativos sirven para diversificar la enseñanza en las aulas y hacer que el aprendizaje sea más divertido y ameno para los alumnos. Los hay que sirven para aprender conceptos matemáticos, otros tratan temas propios de las asignaturas de naturales o ciencias sociales, e incluso existen ya videojuegos muy específicos que han sido creados por museos o entidades culturales.
4. Fomentan la creatividad de los niños y adolescentes
Se han hecho muchos estudios sobre los beneficios de los videojuegos y la mayoría destacan que los videojuegos estimulan las inteligencias múltiples (visual-espacial, lógica-matemática, lingüística, musical, naturalista, cinética-corporal, intrapersonal e interpersonal) y la creatividad de los más jóvenes.
En este sentido, los videojuegos no solo impulsan la creatividad indirectamente a través de la gran variedad de hilos narrativos y personajes que los niños y adolescentes encuentran en los juegos que consumen y que posteriormente les inspiran y les ayudan a materializar sus ideas en otros formatos, como pueden ser el dibujo, la escritura, la música o la imagen y el vídeo; sino también porque existe una amplia selección de videojuegos que les dan la opción de construir su propia historia en universos que van desde simuladores específicos en los que pueden construir una ciudad, una casa o un parque de atracciones, hasta el universo infinito de Minecraft, que debe gran parte de su popularidad a esta libertad que ofrece a cada jugador para que disfrute del juego como quiera.
5. Favorecen el desarrollo del pensamiento crítico
Por último, nos gustaría destacar el papel que pueden jugar los videojuegos en el desarrollo del pensamiento crítico. Como pasa con los libros o las películas, detrás de la historia de cada videojuego se pueden esconder temáticas sociales, un contexto histórico o incluso un intento de transmitir ideas con un componente ético o filosófico. Además, a lo largo de estas historias hay muchos videojuegos que nos obligan a tomar decisiones y, por lo tanto, invitan a la reflexión.
En conclusión, es importante establecer unos límites de tiempo razonables en cuanto al consumo de videojuegos, pero también escogerlos bien en función de su temática, su clasificación y la edad de los niños y adolescentes y los beneficios que creemos que pueden aportarles, sin olvidarnos evidentemente de su nivel de diversión y su función como producto de entretenimiento.
Por otro lado, el interés por los videojuegos puede ser una buena puerta de entrada al mundo de la programación y una oportunidad para que los más jóvenes, además de consumidores, sean también creadores de tecnología. Una manera de adentrarse en este sector es intentando crear videojuegos propios, como haremos durante estas vacaciones de Navidad en los Campus Tecnológicos de Codelearn relacionados con esta temática.