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En un mundo donde los niños crecen rodeados de pantallas, los videojuegos ya no son solo un pasatiempo: son una nueva forma de aprender. Y entre todos ellos, Minecraft y Roblox se han convertido en auténticos laboratorios digitales donde los más jóvenes desarrollan creatividad, lógica y pensamiento computacional sin apenas darse cuenta.

Lejos de ser simples juegos, ambos son puertas de entrada al universo de la programación. Ese lenguaje del futuro que ya no pertenece solo a ingenieros, sino a cualquier niño o adulto con curiosidad por crear.

Jugar también es aprender (si sabes cómo)

Durante años, los videojuegos han tenido mala prensa: “distraen”, “aíslan”, “no aportan nada educativo”. Pero la realidad ha cambiado. Hoy, el aprendizaje basado en el juego es una de las metodologías más efectivas para enseñar competencias digitales y pensamiento lógico.

¿Por qué? Porque cuando un niño juega, su nivel de atención y motivación se dispara. Mientras juega, está resolviendo retos, diseñando estrategias y aprendiendo de sus errores en tiempo real. Exactamente lo que hace un programador profesional.

Minecraft: el universo infinito donde nace la lógica

Minecraft es mucho más que un juego de bloques. Es un entorno de creatividad ilimitada donde los niños pueden construir mundos, automatizar mecanismos y aprender a pensar como ingenieros.

A través de plataformas como Minecraft Education Edition o entornos avanzados creados usando mods, plugins y servidores personalizados, los alumnos descubren conceptos de programación con MakeCode, JavaScript, Java o Python, y se enfrentan a desafíos reales: desde programar un agente virtual hasta diseñar sistemas automáticos dentro del propio juego.

Lo que parece “colocar bloques” es, en realidad, pensamiento computacional en acción:

Descomponer problemas: ¿cómo hago que este puente se abra solo?
Crear secuencias lógicas: si pasa A, entonces ocurre B
Depurar errores: cuando algo no funciona, investigar por qué

De esta manera, sin ningún tipo de miedo ni presión, los niños se familiarizan con la estructura mental de la programación. Y lo mejor: se divierten haciéndolo.

Roblox: de jugador a creador

Si Minecraft estimula especialmente la construcción, Roblox despierta la mentalidad del creador. Su plataforma permite a los jóvenes diseñar sus propios videojuegos, personajes y mundos virtuales utilizando Lua, un lenguaje de programación sencillo pero potente.

Cada vez que un niño programa un minijuego o personaliza una mecánica, está aprendiendo los fundamentos del desarrollo de software: variables, bucles, condicionales, eventos. Pero lo hace dentro de un entorno que le resulta natural y estimulante.

Roblox enseña, casi sin que se note, la mentalidad “maker”: la de quienes no se conforman con consumir tecnología, sino que la crean.

Competencias que trascienden la pantalla

Aprender a programar con videojuegos no se trata solo de escribir código. Es una manera de cultivar habilidades que serán decisivas en el futuro laboral y personal de cualquier joven:

Creatividad: transformar una idea en una experiencia digital
Pensamiento lógico: aprender a estructurar problemas complejos
Trabajo en equipo: muchos retos de Minecraft y Roblox son colaborativos
Resiliencia: el ensayo y error se convierte en parte natural del aprendizaje

En un mundo cada vez más automatizado, saber programar no es opcional, sino un nuevo idioma universal. Y cuanto antes se aprenda ese idioma, mejor se dominará.

De la pantalla al aula: cómo aprovechar este potencial

En Codelearn incorporamos Minecraft y Roblox de manera estratégica: los utilizamos no solo como simples juegos, sino como herramientas pedagógicas complementarias dentro de nuestro plan de estudios.

El secreto está en guiar a los alumnos con una metodología que combine:

Aprendizaje lúdico, para mantener la motivación
Retos reales, para aplicar los conceptos de programación
Acompañamiento docente, para convertir cada error en una lección

Así, los videojuegos dejan de ser ocio pasivo y se convierten en plataformas de aprendizaje activo.

Minecraft y Roblox están demostrando que la programación puede ser tan divertida como jugar. Que los niños pueden pasar de ser consumidores de tecnología a creadores de sus propios mundos digitales. Y que la educación del siglo XXI no pasa por memorizar, sino por imaginar, experimentar y construir. En cada bloque que colocan y cada línea de código que escriben, los jóvenes aprenden algo más grande que programar: aprenden a pensar.

Si eres padre, madre o educador… ha llegado el momento de hacerse una pregunta: ¿y si el videojuego que tus hijos adoran es también la puerta a su futuro profesional?

Para muchos de nuestros alumnos, estos dos juegos han sido claves para descubrir la que hoy ya es la extraescolar de su vida.

Hoy, enseñar programación es regalar a los niños las herramientas para entender el futuro, crearlo y liderarlo. Solicita una clase de prueba sin compromiso en alguno de los centros Codelearn y ayuda a tus hijos a prepararse para el mañana de una manera única y divertida.